Seguimos con la serie Adaptación al cambio
Y empiezo compartiéndote que la semana pasada facilité un taller motivacional-emocional en una empresa de tecnología médica. Y lo comento, porque me ha hecho reflexionar y es un buen ejemplo del tema que abro hoy: las expectativas y su relación con la adaptación al cambio.
El taller se dividía en dos partes, en la primera trabajamos sobre el reconocimiento e inteligencia emocional. Por mi parte, estoy muy satisfecha con el taller, y lo estoy por dos motivos: Creo que algo está cambiando muy sinceramente en las organizaciones porque la invitación que recibí, implica dar pasos hacia la transformación, hacia abrirse a actuar desde un lugar nuevo, al que hay que aprender a llegar. Un lugar que tiene que ver con el sentido, con la entrega, lo humano que tiene el trabajo, no solo el sentido material o de logro.
Por eso la segunda mitad del taller se enfocaba en conectar con el sentido del trabajo y como lo uníamos a lo que tiene sentido para mi, para cada uno de nosotros, en esta relación: este equilibrio armonioso que debería ser nuestra vida y nuestro trabajo. Y estamos aprendiendo que lo que hago, el por qué lo hago y lo que soy van juntos.
Hoy día, a pesar, o quizá como resultado del cansancio que vivimos, y condicionados como estamos por los sucesos del exterior, se percibe una voluntad de conectar con el trabajo, de ponerlo al servicio de la vida en mayúsculas. Esto es algo que está arrancando con fuerza, aunque sea todavía un movimiento minoritario.
Las expectativas, ¿qué son?
En la primera parte del taller, se generó debate, un debate en el que se percibían las expectativas y también lo difícil que nos resulta salir de ellas. Tuvimos un interesante debate alrededor de lo qué son las emociones en nuestro día a día. Hay una pandemia de positivismo, estamos muy condicionados a rechazar eso que llamamos emociones negativas y nos ponemos a luchar contra nosotros mismos, a gestionarnos decimos…, para cambiarlas y llevarlas al polo positivo.
En la Escuela practicamos lo que la evidencia nos enseña, y nos dice que en términos de salud y calidad de vida lo que favorece la transformación y lo que importa no es ese “positivismo”.
Volviendo al taller…, ¿Qué notaba yo? A pesar de la dificultad de las cámaras, la lejanía-cercanía de las distintas sedes… se notaban dos posiciones contrapuestas. De un lado, la apertura a aprender, la disposición a deshacer el entuerto emocional y a conectar con ese mundo interno, que, ese sí, que transforma la emocionalidad en otro tipo de fuerza. Vi con claridad que había quien estaba abierto/a, a re-mirar su experiencia propia, y acoger nuevas perspectivas, a recibir con frescura la opción de encontrar y mirar a nuestras emociones desde un lugar nuevo, con ese verlas que me ayuda a ganar comprensión y consciencia de mi
Por el contrario, también me llegaba, la oposición de quien estaba muy identificado en las propias ideas y razonamientos, y no daba oportunidad a las observaciones que se iban poniendo en evidencia. Básicamente porque no se ajustaban a las propias expectativas y creencias.
En este punto, no puedo dejar de decirte que lo que a mí me resulta valioso y he aprendido en primera persona, es a mirar las emociones. Y así, en lugar de enemigas, se convierten en una valiosísima fuente de información acerca de mi misma, acerca de mi propio punto de referencia. Y así es como vamos aprendiendo que somos nosotros, si, nosotros solitos lo que nos generamos, el conflicto entre nuestros mundos externos e internos.
Así que hoy vamos a descubrir algo nuevo hoy: lo que hoy vamos a aprender es que adaptarse al cambio es mucho más que adaptarse a las expectativas, aunque muchos manuales y artículos de opinión postulen otra cosa, … aunque la mente nos engañe con otra cosa ¿vamos allá?
Como siempre, por el principio…
Las expectativas, qué son y ¿por qué nos hacen sufrir…?
El diccionario las define como “la esperanza de realizar o conseguir algo”, la “posibilidad razonable de que algo suceda”, incluso encuentras esta otra: expectativa es “el sueño, la ilusión de cumplir un determinado propósito”. ¿No suena mal, cierto? Incluso diría, ¿Qué bien suena verdad?
También existe un estado: “estoy a la expectativa”. Significa que estoy a la espera de algo, no actúo ni tomo decisión hasta ver qué sucede… Y aquí aparece algo interesante para nuestra auto-indagación: estar expectante, vivir expectante… o vivir en la expectativa, el futuro. Una vivencia en un caso que requiere la atención al momento presente, y nos abre a dejarnos sorprender, asombrar. Sucede estando aquí ahora. O bien, una vivencia que espera que suceda algo en particular, que espera un resultado concreto… ¿ves la diferencia? ¿Y ves como en ti aparece la plenitud o la ansiedad? Son dos experiencias incluso corporales totalmente diferentes.
Así que ya puedes saber por qué nos hacen sufrir, ¿porque sufrimos tanto? Y si además estás siguiendo este podcast desde el principio, ahora ya debes saber un montón acerca de cómo funciona la mente y el cuerpo… ¿a que sí?
A menudo cedemos todo el poder de hacernos o ser felices a que se cumplan esas ideas, sueños, expectativas, ilusiones. Las que tengo sobre mi o sobre los demás, o sobre los sucesos. Y cuando no se cumplen nuestras ideas, … el estado mental—emocional, que es reflejo de donde tenemos nuestra identidad, lo acusa.
Por tanto, nuestro cuerpo nos está emitiendo señales. Y aunque aún no veamos como de enganchados vivimos a una expectativa sí podemos ver cómo se encuentra nuestro cuerpo. Y si ya he entendido que somos uno en cuerpo, mente y espíritu, te querrás mirar a ti, y.… prepárate porque es entonces cuando se produce
Un choque de trenes… ¿he nacido para cumplir con las expectativas de alguien?
¿Las de quien? Hemos recibido muchos impactos a lo largo de nuestra vida. Nuestros entornos nos condicionan, las experiencias que vivimos, y como vemos a nuestros mayores reaccionar ante diferentes hechos condiciona nuestras vivencias. Y a cada uno de manera diferente. Porque si en mi familia era costumbre saludarse efusivamente con alguien nuevo, y tu no, cuando yo me lance a saludarte emocionada y te apartes, eso a mi, puede resultar en una ofensa, y para otra persona no tendrá ninguna importancia porque ha vivido otra cosa, otras experiencias….
¿Cuándo y dónde aprendimos a vivir en las expectativas?
Vamos a conectar con nuestra infancia, somos ese niño, mamífero-humano que necesita ser amado, atendido, estimulado y cuidado para desarrollarse. Imagínate que eres el primer hijo y ahora, después de dos años, llega un nuevo hermanito a la familia. Ese niño/a, pierde parte de la atención de sus padres, que se vuelcan en su hermano recién llegado. Eres es el mayor, o la mayor, y se siente apartado, relegado, Pero… sigues necesitando atención cuidado y estímulos para crecer y desarrollarte plenamente, armónicamente, inteligentemente.
Estas empezando a sentir celos, algo natural, y tu instinto te dice que de alguna manera has de llamar la atención de tus padres, y también poner limites a este recién llegado. Sin darte cuenta vas creciendo en la ilusión de recuperar la primacía, y vas probando cosas para ver cómo tus padres te hacen más caso. Quizá te conviertes en el mejor alumno. Y así recibes muchos aplausos. En el más bueno o el más malo, el más obediente o desobediente…. da igual
Lo hacemos todos, y todas. Cada uno como podemos. Vamos creciendo en la idea y estado mental-emocional de que algo esencial nos falta, el cariño, el amor, la felicidad. Y cuando eres un adulto, sigues arrastrando esa necesidad externamente. Por eso mendigas que te quieran, por eso te arrugas, y no quieres destacar. O todo lo contrario te haces notar de la manera que sea. No somos consciente. Porque están muy interiorizado en ti todo este patrón: estás viviendo la vida desde el cerebro de supervivencia. Adaptándote como puedes al cambio, incorporando en ti aquellos comportamientos y actitudes que compruebas llaman la atención de tus padres hacia ti.
Así, es como aprendimos a sobrevivir. Y cuando nos hacemos adultos, replicamos esos comportamientos, y es así como aprendemos a “gestionarnos”. Aunque…. ¿por qué le llamamos gestión si lo que hacemos es manipularnos? Porque no lo vemos…y no lo vemos porque aun no sabemos que todo lo que somos y podemos ser ya está a nuestro alcance, bien cerca nuestro, tan cerca que, a menos que nos paremos, no lo vemos.
Está ahí dentro, en la fuerza de la vida que traemos de serie, pero aun no lo he descubierto. Sigo colgado de recibir amor desde fuera. Y de la manera que sea que haya aprendido me hago notar, así me creo que me cuido, que me estimo, me auto-estimo. Cuando lo que hago, en verdad, es seguir en modo supervivencia. Y me sigo lesionando, mentalmente me autoexcluyo de la vida.
Por eso, de adultos, el estado mental-emocional, es una magnífica fuente de información, no necesitamos cambiar o gestionar la emocionalidad. Sí hay que comprenderse, darse cuenta de que la emocionalidad responde a una programación. Pero no somos ordenadores empeñados en reprogramarnos, eso perpetua el sufrimiento. Lo que sí podemos es parar y decidir sobre ¿quién soy? ¿Soy esta emoción, soy esto que pienso? ¿qué quiero en mi vida?
Y por favor, no me digas que quieres aprender a gestionar las expectativas…. o a gestionar las emociones…. ¡¡¡No!!! Las emociones son nuestras aliadas. Son aliadas para que miremos bien qué y quien somos…, porque a lo que estamos llamados es a liderar, a indagar, a investigar, a contemplar, a gozar, a crecer, a crear, a vivir, no estamos llamados a gestionar, sobrevivir, a cumplir… y si lo hacemos, estamos viviendo desde el miedo.
Pero es que, por encima de la ley y el orden, estamos llamados a amar, y a ser. También en las organizaciones humanas y productivas. Pero no sabemos ser nosotros mismos en nuestros entornos, no nos atrevemos a quitarnos la máscara…
¿Cuál es nuestro problema? Que nos ponemos una soga al cuello, sin saberlo, claro
La gestión de expectativas se utiliza en las organizaciones más competitivas como una herramienta de motivación para conseguir resultados. Especialmente los llamados lideres… tienen que convertirse en expertos en la gestión de expectativas y por tanto de las emociones de los colaboradores, los clientes, los accionistas, etc.
El impacto de las Expectativas en nuestra Salud
Este tipo de liderazgo emocional basado en la gestión de expectativas tiene un precio, un precio en nuestra salud: acaba por llevarte a trabajar en exceso, agotarte y perder la eficacia. Se traduce en un deterioro físico y emocional que hoy está a la orden del día en la vida de todos, como fruto de la necesidad de manejarnos entre situaciones constantes de incertidumbre, y cambio.
Y en todo esto se nos escapan altas dosis de energía, porque, por tanta exigencia sacrificamos la vida personal, su estabilidad emocional y su salud para, al final, acabar sacrificando su propia efectividad como líder.
Y pagan un precio también nuestras familias, nuestras comunidades…, Y es que lo que creemos y practicamos como lideres en nuestras organizaciones, nos lo llevamos a nuestras familias, y a todo aquel entorno y comunidad, y al planeta…
Lo importante de todo esto es que puede prevenirse. No necesitamos gestionarnos para adaptarnos al cambio. La adaptación está implícita en nuestra naturaleza. Lo que necesitamos para dejar de sufrir es encontrar sentido al cambio.
Y ésta es… la solución: abrir una puerta a la esperanza
Y esto nos enseña una nueva comprensión acerca de nosotros mismos ¿cómo nos vivimos en relación con los cambios? Esta puerta te muestra una escalera. Y el que sube este peldaño nuevo empezará a dejar de sufrir. Subir el peldaño es una decisión personal, que implica abandonar las propias expectativas, las ideas y creencias que tenemos. Subir el peldaño implica cuestionarse todo lo que hasta ahora dábamos, por cierto. ¿Y qué es lo que dábamos por cierto? La mente, la emocionalidad: las expectativas que nos…
No nos queda otra: hay que atreverse
Uno sabe que hay unos instantes de riesgo externo e interno, en que subir supone la posibilidad de tambalearse y caer. Y uno sabe también que ese paso supone también reafirmarse en una decisión: la de dejar atrás la racionalidad de la mente para ir a un peldaño nuevo, que va a abrir y aterrizar al corazón.
Déjame que te diga que, aunque muchos viven aparentemente seguros en la racionalidad, todos estamos más que preparados y armados para dar este paso. Y con este paso dejamos el modo supervivencia y pasas al modo Vivencia, al modo Vida.
¿Adaptación al cambio o adaptación a las expectativas?
Toda la psicología en el mundo occidental a lo largo del s. XX ha estado dominada por dos procesos, el racional (Coeficiente Intelectual) y el emocional (Inteligencia Emocional). Pero ni el CI ni la IE, juntas o por separado son suficientes para explicar toda la riqueza de la inteligencia humana.
En los años noventa Goleman popularizo la Inteligencia emocional (IE) que fue influenciada probablemente por la teoría de las inteligencias múltiples (IM) que Gardner había dado a conocer unos años antes. Aunque la IE nos hace conscientes de los sentimientos propios y de los demás y nos ayuda a desarrollar empatía y a responder al dolor o al placer, la mera IE no puede ayudarnos a superar el abismo entre ambos tipos de emociones, intra e interpersonales. La IES facilita el crecimiento al ser un centro activo que da sentido y crea valores. Y ésta es la mayor preocupación de la gente hoy día: el sentido de las cosas, el valor de lo que hacemos y somos. Muchos afirman que la necesidad de encontrar sentido está en la base de la actual crisis humana
Cambiar no es transformar
La IES difiere principalmente de la IE en el poder que tiene de transformación. Tal como define Goleman, la IE me permite conocer en qué situación me hallo y entonces adaptar mi comportamiento a las expectativas. Esto es trabajar dentro de los límites.
La IES, sin embargo, nos da capacidad para cuestionarme sobre esos límites, discernir y modificar para modular la rigidez de unas reglas y de hacerlo además con comprensión y amor. El propio Gardner admitió la existencia de una inteligencia espiritual años después de haber publicado su libro “Inteligencias múltiples”.
Usamos la IES cuando necesitamos ser creativos, cuando necesitamos ser flexibles, visionarios y espontáneos. La usamos porque nos permite transformar creativamente una situación.
Cultura de empresa o quieres crear tu propia cultura-cultivar el silencio
Es importante conocer que nuestros cerebros están diseñados para que las tres inteligencias CI, IE y IES puedan funcionar juntas y se complementen.
Y ahora, te pregunto: ¿Las quieres las tres en marcha en tu organización, tu familia, tus entornos? Te animo mucho a que digas siiiii… Porque las necesitas las tres para ser quien eres y ser feliz siéndolo.
¿Qué hacer entonces con las expectativas? Entregarlas en 3 pasos
Necesitamos incorporar prácticas regulares en su vida diaria que permitan una renovación psicológica y física y para eso necesitas desarrollar con más facilidad esa tarea de Entregarlas…:
Paso 1: Entrega el resultado que esperas, implícito en esa expectativa.
Así llega la libertad. ¿Qué ideas sobre ti, sobre el otro y los sucesos están en esa expectativa? Indaga en ti en esas señales que te va dando tu cuerpo. ¿Qué vas a cosechar? te encuentras con tu propia fragilidad. La belleza de lo imperfecto, conociéndola puede transformarse en algo bello y poderoso.
Paso 2: Entrega el tiempo en que se ha de cumplir esa expectativa.
El tiempo se ha de vivir. “Aprovecharlo” es ponerle presión de rendimiento y eso nos mata. Se ha de vivir y vivir con amor. El amor no tiene doble intención. El amor cura. O la falta de amor enferma. Así que primero recibe lo que te da la vida. A cambio, tendrás el regalo de vivir el instante presente. Y verás, al estar presente cada segundo, que el presente esta lleno de vida.
Paso 3: Entrena la mente.
Lo que importa es la absoluta aceptación de lo que la mente es. Cuando te sientas desbordado/a por la confusión, la tensión, la ansiedad… párate por un segundo y recupera la energía que está dispersa en ese momento. Busca un punto en que vas a concentrar tu observación. Y en el que se producirá la concentración de la energía: ya sea en la respiración, las manos, el corazón.
Esto es “gestión de expectativas”: Vivir sin expectativas!!
Quieres vivirte como tu compromiso a encontrarte a ti mismo/a y renovar tu alegría, paz…y
¡¡No te conformes con sobrevivir!! Estamos en el pensar y hacer. Este es un tiempo para ser. Y es lo que no nos han enseñado. Ahora puedes aprenderlo con los cursos que encuentras en la escuela.
Déjame que cierre este capítulo con lo que para mí sería una apertura de corazón para que nos podamos manifestar tal como somos en la familia, en nuestros trabajos, y sobre todo, entre y dentro de nosotros mismos.
No me interesa lo que hagas para vivir ni como llegaste aquí,
No me interesa a quién conoces,
No me importa la edad que tengas,
No me importa dónde vivas o cuánto dinero tengas, ….
… Quiero saber si puedes vivir con alegría,
Quiero conocer tus anhelos y si te atreves a soñar con realizarlos,
Quiero saber qué te sostiene por dentro cuando se derrumba todo lo demás,
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo,
y si realmente te gusta la compañía que llena tus momentos vacíos.
Esto es vivir, ahora, ¡sin expectativas!
Deja una respuesta